Cómo preparar la comida de tu bebé
En vez de gastar dinero en comida para bebé envasada, puedes usar frutas y verduras frescas, granos y carne que tengas a la mano. Tal vez lo mejor de todo sea que sabrás exactamente qué le estás dando de comer a tu bebé.
Como beneficio adicional, al preparar sus alimentos tú misma haces que tu bebé se acostumbre a comer igual que el resto de la familia, una táctica que podría valer la pena cuando tenga dos o tres años, edad en la que por lo general los niños son más quisquillosos en cuanto a la comida.
Cómo elegir el equipo adecuado
Necesitarás algo para moler o hacer puré la comida. Una licuadora o un procesador de alimentos funcionará, pero un molinillo que se opera a mano con distintas aspas para obtener diferentes texturas en los alimentos es muy práctico, y lo más conveniente para preparar comidas fuera de casa.
Puedes usar una licuadora de mano para hacer puré cantidades pequeñas de comida. También necesitarás recipientes herméticos o charolas para cubitos de hielo donde puedas congelar o refrigerar las sobras.
Compra las mejores frutas y verduras
Elige las frutas y verduras más frescas (muchos padres de familia optan por los alimentos orgánicos cuando es posible) y trata de usar lo que compras en uno o dos días. Cuando no hay frutas o verduras frescas disponibles, comprarlas congeladas es una buena opción.
Buenas frutas para empezar incluyen las manzanas, chabacanos (albaricoques), plátanos, arándanos, mangos, duraznos (melocotones), peras, ciruelas y ciruelas pasas. Las verduras que es bueno probar incluyen puntas de espárragos, aguacates, zanahorias, chícharos (arvejas o guisantes), papas, pimientos, camotes (boniatos) y calabazas (zapallos).
Para algunos bebés el maíz es difícil de digerir, y algunos incluso son alérgicos a él. Otros tienen dificultades con los gases después de comer brócoli o coliflor, así que tal vez prefieras posponer la introducción de estas verduras crucíferas en la dieta de tu bebé.
Minimiza la exposición a nitratos
Los nitratos son una sustancia química que se encuentra en el agua y en la tierra, y hay que tener eso en cuenta al alimentar a tu pequeño. Los bebés que ingieren un nivel demasiado alto de nitratos pueden desarrollar un tipo de anemia llamado metemoglobinemia.
Preparar fórmula con agua de pozo que tiene un alto contenido de nitratos es la causa más común de esa enfermedad, pero algunas verduras también pueden contener nitratos. Las fuentes más probables son los betabeles, las zanahorias, los ejotes (habichuelas o judías verdes), las espinacas y la calabaza.
Para estar seguros, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) aconseja a los padres de familia que no les den a sus bebés estas verduras antes de los 3 meses de edad. (De hecho, la AAP recomienda no dar a los bebés ningún alimento sólido hasta que tengan de 4 a 6 meses.)
Para asegurarte de que tu bebé no esté expuesto a altos niveles de nitratos, puedes pedir que te hagan una prueba si tienes agua de pozo. Debe contener menos de 10 partes por millón de nitratos.
Los nitratos aumentan con el tiempo de almacenamiento, a menos que se congelen. Cuando uses verduras frescas para hacer la comida de tu bebé en casa, prepáralas lo antes posible después de comprar las verduras y congela de inmediato lo que sobre. También podrías considerar usar verduras congeladas en vez de frescas para los alimentos más altos en nitratos.
Los fertilizantes a base de nitratos no se usan en la tierra en la que se cultivan frutas y verduras de manera orgánica, así que el riesgo de consumir nitratos es mucho menor con las verduras y frutas orgánicas certificadas.
Las compañías que hacen comida para bebés prueban sus productos para ver si contienen nitratos. Los alimentos para bebé que se compran en la tienda, incluso los que contienen betabeles, zanahorias, ejotes, espinacas o calabazas, deben estar libres de estas sustancias químicas.
La comida de tu bebé
Primero lávate las manos y lava las frutas y verduras, así como todos los recipientes y utensilios que vas a utilizar. Pela y quítale la(s) semilla(s) a la fruta si es necesario.
Todas las verduras (y las frutas como las manzanas y ciruelas pasas, que necesitan suavizarse) deben cocerse antes de molerlas o hacerlas puré. Para conservar las vitaminas y los minerales, hornea, hierve o cocina al vapor las frutas o verduras hasta que estén blandas. Si las hierves, usa tan poca agua como sea posible y agrega un poco de ese líquido a la comida de tu bebé al machacarla (o añádela al caldo de la sopa de tu familia).
Para preparar frutas o verduras, simplemente agrégales un poco de líquido (leche de pecho, leche de fórmula o agua) al molerlos o hacerlos puré hasta que la consistencia sea líquida, como de sopa. Al irse adaptando tu pequeño a los alimentos sólidos, podrás añadir menos líquido. Si la fruta tiene semillas, cuélala antes de dársela a tu bebé.
Los granos, como el arroz o el mijo, también pueden molerse en un molinillo para alimentos. Cocínalos antes según las instrucciones del paquete.
Para preparar pollo y carne, quítales la piel y la grasa antes de cocinarlos. Luego muele la carne cocida en una licuadora o en un molinillo con un poco de líquido. Para bebés mayores puedes cortarla en trocitos muy pequeños.
Cómo servirle la comida a tu bebé
* Sírvela a una temperatura no más alta que la temperatura del cuerpo.
* Evita calentar los alimentos en el microondas. Estos no calientan la comida de manera uniforme y pueden crear zonas calientes, secciones de comida que están mucho más calientes que otras.
* Sírvele sólo la cantidad de comida que crees que se va a comer en ese momento. Tendrás que tirar lo que sobre, porque la saliva de tu bebé adelgazará la mezcla y facilitará el crecimiento de bacterias en los alimentos.
* No endulces la comida de tu bebé. Los bebés no necesitan azúcar adicional. Y nunca uses miel de abeja ni miel de maíz, que pueden causar botulismo (una forma de envenenamiento alimentario potencialmente fatal) en los bebés.
* No uses demasiados condimentos. De hecho, no los uses en absoluto hasta que tu bebé tenga 8 ó 9 meses de edad. Luego prueba una pequeña cantidad de una especie a la vez, ¡evitando las picantes! Espera unos días antes de introducir una nueva especia para asegurarte de que tu bebé no tenga ninguna reacción adversa. (Las hierbas y las especies por lo general no son alergénicas, pero siempre es bueno introducir alimentos nuevos uno a la vez, por si acaso.)
* Refrigera las sobras en un recipiente herméticamente cerrado y úsalas dentro de un día o dos. También puedes congelar lo que sobre en charolas para cubitos de hielo. Una vez que los cubos estén bien congelados, sácalos de la charola y mételos en bolsitas de plástico especiales para el congelador. Las frutas y verduras congeladas de esta manera durarán de seis a ocho meses. La carne, incluidos el pollo y el pescado, durará de uno a dos meses.
Enlaces relacionados:
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2. Crea un calendario personalizado para tu bebé, que te ofrecerá consejos e información todos los días, y un hermoso recuerdo de su primer año de vida:
3. Cuándo y cómo introducir las papillas y otros alimentos sólidos en la dieta de tu bebé:
4. Alimentos que pueden no ser seguros para tu bebé:
5. ¡Vamos a jugar! Aprende un juego nuevo todas las semanas que estimulará el desarrollo de tu bebé.
En vez de gastar dinero en comida para bebé envasada, puedes usar frutas y verduras frescas, granos y carne que tengas a la mano. Tal vez lo mejor de todo sea que sabrás exactamente qué le estás dando de comer a tu bebé.
Como beneficio adicional, al preparar sus alimentos tú misma haces que tu bebé se acostumbre a comer igual que el resto de la familia, una táctica que podría valer la pena cuando tenga dos o tres años, edad en la que por lo general los niños son más quisquillosos en cuanto a la comida.
Cómo elegir el equipo adecuado
Necesitarás algo para moler o hacer puré la comida. Una licuadora o un procesador de alimentos funcionará, pero un molinillo que se opera a mano con distintas aspas para obtener diferentes texturas en los alimentos es muy práctico, y lo más conveniente para preparar comidas fuera de casa.
Puedes usar una licuadora de mano para hacer puré cantidades pequeñas de comida. También necesitarás recipientes herméticos o charolas para cubitos de hielo donde puedas congelar o refrigerar las sobras.
Compra las mejores frutas y verduras
Elige las frutas y verduras más frescas (muchos padres de familia optan por los alimentos orgánicos cuando es posible) y trata de usar lo que compras en uno o dos días. Cuando no hay frutas o verduras frescas disponibles, comprarlas congeladas es una buena opción.
Buenas frutas para empezar incluyen las manzanas, chabacanos (albaricoques), plátanos, arándanos, mangos, duraznos (melocotones), peras, ciruelas y ciruelas pasas. Las verduras que es bueno probar incluyen puntas de espárragos, aguacates, zanahorias, chícharos (arvejas o guisantes), papas, pimientos, camotes (boniatos) y calabazas (zapallos).
Para algunos bebés el maíz es difícil de digerir, y algunos incluso son alérgicos a él. Otros tienen dificultades con los gases después de comer brócoli o coliflor, así que tal vez prefieras posponer la introducción de estas verduras crucíferas en la dieta de tu bebé.
Minimiza la exposición a nitratos
Los nitratos son una sustancia química que se encuentra en el agua y en la tierra, y hay que tener eso en cuenta al alimentar a tu pequeño. Los bebés que ingieren un nivel demasiado alto de nitratos pueden desarrollar un tipo de anemia llamado metemoglobinemia.
Preparar fórmula con agua de pozo que tiene un alto contenido de nitratos es la causa más común de esa enfermedad, pero algunas verduras también pueden contener nitratos. Las fuentes más probables son los betabeles, las zanahorias, los ejotes (habichuelas o judías verdes), las espinacas y la calabaza.
Para estar seguros, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) aconseja a los padres de familia que no les den a sus bebés estas verduras antes de los 3 meses de edad. (De hecho, la AAP recomienda no dar a los bebés ningún alimento sólido hasta que tengan de 4 a 6 meses.)
Para asegurarte de que tu bebé no esté expuesto a altos niveles de nitratos, puedes pedir que te hagan una prueba si tienes agua de pozo. Debe contener menos de 10 partes por millón de nitratos.
Los nitratos aumentan con el tiempo de almacenamiento, a menos que se congelen. Cuando uses verduras frescas para hacer la comida de tu bebé en casa, prepáralas lo antes posible después de comprar las verduras y congela de inmediato lo que sobre. También podrías considerar usar verduras congeladas en vez de frescas para los alimentos más altos en nitratos.
Los fertilizantes a base de nitratos no se usan en la tierra en la que se cultivan frutas y verduras de manera orgánica, así que el riesgo de consumir nitratos es mucho menor con las verduras y frutas orgánicas certificadas.
Las compañías que hacen comida para bebés prueban sus productos para ver si contienen nitratos. Los alimentos para bebé que se compran en la tienda, incluso los que contienen betabeles, zanahorias, ejotes, espinacas o calabazas, deben estar libres de estas sustancias químicas.
La comida de tu bebé
Primero lávate las manos y lava las frutas y verduras, así como todos los recipientes y utensilios que vas a utilizar. Pela y quítale la(s) semilla(s) a la fruta si es necesario.
Todas las verduras (y las frutas como las manzanas y ciruelas pasas, que necesitan suavizarse) deben cocerse antes de molerlas o hacerlas puré. Para conservar las vitaminas y los minerales, hornea, hierve o cocina al vapor las frutas o verduras hasta que estén blandas. Si las hierves, usa tan poca agua como sea posible y agrega un poco de ese líquido a la comida de tu bebé al machacarla (o añádela al caldo de la sopa de tu familia).
Para preparar frutas o verduras, simplemente agrégales un poco de líquido (leche de pecho, leche de fórmula o agua) al molerlos o hacerlos puré hasta que la consistencia sea líquida, como de sopa. Al irse adaptando tu pequeño a los alimentos sólidos, podrás añadir menos líquido. Si la fruta tiene semillas, cuélala antes de dársela a tu bebé.
Los granos, como el arroz o el mijo, también pueden molerse en un molinillo para alimentos. Cocínalos antes según las instrucciones del paquete.
Para preparar pollo y carne, quítales la piel y la grasa antes de cocinarlos. Luego muele la carne cocida en una licuadora o en un molinillo con un poco de líquido. Para bebés mayores puedes cortarla en trocitos muy pequeños.
Cómo servirle la comida a tu bebé
* Sírvela a una temperatura no más alta que la temperatura del cuerpo.
* Evita calentar los alimentos en el microondas. Estos no calientan la comida de manera uniforme y pueden crear zonas calientes, secciones de comida que están mucho más calientes que otras.
* Sírvele sólo la cantidad de comida que crees que se va a comer en ese momento. Tendrás que tirar lo que sobre, porque la saliva de tu bebé adelgazará la mezcla y facilitará el crecimiento de bacterias en los alimentos.
* No endulces la comida de tu bebé. Los bebés no necesitan azúcar adicional. Y nunca uses miel de abeja ni miel de maíz, que pueden causar botulismo (una forma de envenenamiento alimentario potencialmente fatal) en los bebés.
* No uses demasiados condimentos. De hecho, no los uses en absoluto hasta que tu bebé tenga 8 ó 9 meses de edad. Luego prueba una pequeña cantidad de una especie a la vez, ¡evitando las picantes! Espera unos días antes de introducir una nueva especia para asegurarte de que tu bebé no tenga ninguna reacción adversa. (Las hierbas y las especies por lo general no son alergénicas, pero siempre es bueno introducir alimentos nuevos uno a la vez, por si acaso.)
* Refrigera las sobras en un recipiente herméticamente cerrado y úsalas dentro de un día o dos. También puedes congelar lo que sobre en charolas para cubitos de hielo. Una vez que los cubos estén bien congelados, sácalos de la charola y mételos en bolsitas de plástico especiales para el congelador. Las frutas y verduras congeladas de esta manera durarán de seis a ocho meses. La carne, incluidos el pollo y el pescado, durará de uno a dos meses.
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4. Alimentos que pueden no ser seguros para tu bebé:
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