Trucos para cada tipo de cabello

El uso de cepillos y secadores a diario, y de lacas y otros productos de higiene, puede dañar el cabello si no se hace adecuadamente. Otro dilema es el de qué champú elegir: hay para muchos tipos de cabellos pero nunca sabemos cuál es el nuestro.

Tener el cabello seco es otra cosa a evitar, hidratándolo con frecuencia para evitar que se despegue la cutícula. Un cabello hidratado es siempre más fácil de peinar y más agradable al tacto. Para ello, es aconsejable utilizar un buen acondicionador o mascarilla y evitar el secador; nunca viene mal dejar secar el pelo al aire libre.

A las personas que no se cortan el cabello con frecuencia se les abren las puntas, provocando pequeños desgarros en la cutícula. De nuevo, el acondicionador resulta muy aconsejable. Déjalo actuar alrededor de un minuto y luego aclárate el pelo con agua abundante. Y a la hora de peinarte, trata de utilizar cepillos con las púas sensiblemente separadas.

Nuestro cabello contiene una serie de sustancias y oligoelementos que lo hacen suave, le dan frescura y vitalidad. Estos son principalmente la queratina, los aminoácidos y los lípidos. Al comprar productor para lavarse el pelo, hay que mirar que contengan los ingredientes adecuados para reforzar estas sustancias. Un buen champú debe llevar emolientes, como la silicona, que abrillantan y ayudan a desenredar los pelos, y homectantes como el pantenol y la glicerina, que absorben y canalizan el agua que llega a nuestro cabello.

No conviene cambiar demasiado de champúes y acondicionadores, para no acostumbrar mal al cabello. Otro mito al que no debe prestarse atención es el de que es malo lavarse el pelo a diario; las impurezas y suciedades que se adhieren a nuestro cabello a través del contacto con el entorno y el aire viciado de las ciudades hacen necesario un lavado frecuente. No hay ningún riesgo de dañar el pelo si se utilizan los productos adecuados.

Cabello seco


Fino y quebradizo, y muy sensible a los secadores eléctricos, el cabello seco debe mimarse con un un champú adecuado y un buen acondicionador. Tolera mal el contacto con el sol excesivo y agua de mar. Siempre son beneficiosas las mascarillas naturales, al estilo de nuestras abuelas, compuestas con yogur, miel, etc. Y masajear el cabello para estimular la secreción de las glándulas sebáceas —el sebo es lo que da volumen y fuerza al cuero cabelludo— también ayuda. No es aconsejable usar tintes y/o permanentes, que resecan aún más el cabello. El uso de secadores, como hemos mencionado, es mejor evitarlo.

Cabello graso


Este tipo de cabello se reconoce fácilmente por ser más brillante que el seco y separarse en mechones apelmazados. Algo que puede contribuir a la formación de un cabello grasos es una alimentación rica en grasas y hidratos de carbono, o el uso de ciertos medicamentos como los antidepresivos. Aclarar el pelo, tras lavarlo, con agua fría contribuirá a que se cierren los poros del cuero cabelludo y disminuya la secreción de sebo. La baja o nula actividad física también contribuye a tornar graso el cabello, de la misma forma que una alimentación descuidada.

También existe la posibilidad de que tengamos un cabello clasificado como ‘normal’. En este caso, no hay indicaciones especiales, más allá de lavar el pelo con frecuencia y mantenerlo cuidado para que no se vuelva graso ni se rompa. Es bueno utilizar champúes ricos en nutrientes y no abusar del secador. Los cabellos normales se caracterizan por una apariencia más libre y natural.