Seguramente San Francisco de Asís nunca llegó a imaginarse que su idea de montar un Nacimiento iba a dar para tanto. Desde que el fundador de la orden franciscana representó en 1223 el primer belén en la iglesia italiana de Greccio, cada Navidad millones de hogares católicos de todo el mundo continúan con esta tradición. A las figuras básicas de la Virgen María, San José, el Niño Jesús, el buey y la mula se han ido añadiendo un sinfín de personajes: los Reyes Magos, los pastores, las lavanderas...
En Provenza, al sur de Francia, los Nacimientos a veces incluyen centenares de figuras de arcilla pintadas llamadas “santóns”. Cada una hace referencia a una profesión tradicional de la región.
De esta forma, cada país ha ido dejando su huella en una representación que, a pesar de enriquecerse con la libertad e imaginación de cada “artista”, tiene ciertas reglas.
Conviene que el pesebre ocupe un lugar destacado en la casa, a ser posible en la entrada o el salón, y que no esté demasiado alto para que puedan disfrutar de él también los más pequeños.
El tamaño nos dará una pista sobre el soporte necesario: si es un Nacimiento de grandes dimensiones le reservaremos una mesa como la del comedor que además esté arrimada a la pared pero, para un pesebre, lo último es ponerlo a los pies del árbol de Navidad.
En algunas familias la preparación del Nacimiento es todo un acontecimiento que reúne en torno a él a padres, hijos y abuelos. Se trata de la excusa perfecta para hacer una actividad en común pero que, si no se organiza desde el principio, puede convertirse en un caos. Lo primero es elegir las figuras según el tipo de belén que tengamos en mente.
Para un Nacimiento serán las imprescindibles: la Virgen María, San José y el Niño Jesús, a las que podremos añadir el buey y la mula. Si queremos aumentar el tamaño del pesebre, los Reyes Magos no pueden faltar. A partir de aquí, iremos sumando más personajes a nuestro gusto, de forma que interactúen unos con otros.
En la decoración hay que empezar cubriendo la superficie con un papel de estraza para evitar manchas y derrames. Después colocaremos arenilla o serrín y al fondo, en la pared o sobre una tabla, un papel de forrar que haga de cielo. Podemos comprarlo con estrellas ya incluidas o hacerlas a mano con forro de plata o purpurina. Para las montañas, venden un papel fácil de arrugar sobre el que de vez en cuando colocaremos trocitos de musgo.
Nacimientos originales
Si queremos iluminar nuestro belén con luces, debemos colocarlas antes que el resto de los objetos, entre las montañas, para ocultar los cables lo más posible.
Los ríos, fuentes y pozos son otros detalles que debemos prever con antelación. Para darles un toque más realista, anímate a dejar de lado el papel celofán y rellenarlos con agua de verdad. El río puedes montarlo tú mismo con uno o varios recipientes alargados de plástico excavados entre la arenilla del suelo.
Para que tu pesebre sea el más original, echa a volar tu imaginación y elabóralo por ti mismo. Se han llegado a hacer Nacimientos en plena playa o en el fondo del mar.
Una idea es comprar las figuras de escayola sin pintar para decorarlas a tu gusto, o bien hacerlas de plastilina, lápices o cartulina. En este último caso, no olvides poner una pestaña en la base de las figuras que doblará a un lado y a otro para que se sostenga al colocarla.
Si se te dan bien los trabajos manuales, puedes dar un paso más y hacer tu pesebre artesanal con figuras de madera o de corcho. Si no, seguro que te resultará más fácil dejar su huella en el resto de la decoración.
Cualquier material es válido: papel pinocho para la vegetación, semillas y frutos secos para el suelo, carbón para las montañas... y en el cielo un collage de cartulina con huecos forrados de papel transparente para las estrellas.
En Provenza, al sur de Francia, los Nacimientos a veces incluyen centenares de figuras de arcilla pintadas llamadas “santóns”. Cada una hace referencia a una profesión tradicional de la región.
De esta forma, cada país ha ido dejando su huella en una representación que, a pesar de enriquecerse con la libertad e imaginación de cada “artista”, tiene ciertas reglas.
Conviene que el pesebre ocupe un lugar destacado en la casa, a ser posible en la entrada o el salón, y que no esté demasiado alto para que puedan disfrutar de él también los más pequeños.
El tamaño nos dará una pista sobre el soporte necesario: si es un Nacimiento de grandes dimensiones le reservaremos una mesa como la del comedor que además esté arrimada a la pared pero, para un pesebre, lo último es ponerlo a los pies del árbol de Navidad.
En algunas familias la preparación del Nacimiento es todo un acontecimiento que reúne en torno a él a padres, hijos y abuelos. Se trata de la excusa perfecta para hacer una actividad en común pero que, si no se organiza desde el principio, puede convertirse en un caos. Lo primero es elegir las figuras según el tipo de belén que tengamos en mente.
Para un Nacimiento serán las imprescindibles: la Virgen María, San José y el Niño Jesús, a las que podremos añadir el buey y la mula. Si queremos aumentar el tamaño del pesebre, los Reyes Magos no pueden faltar. A partir de aquí, iremos sumando más personajes a nuestro gusto, de forma que interactúen unos con otros.
En la decoración hay que empezar cubriendo la superficie con un papel de estraza para evitar manchas y derrames. Después colocaremos arenilla o serrín y al fondo, en la pared o sobre una tabla, un papel de forrar que haga de cielo. Podemos comprarlo con estrellas ya incluidas o hacerlas a mano con forro de plata o purpurina. Para las montañas, venden un papel fácil de arrugar sobre el que de vez en cuando colocaremos trocitos de musgo.
Nacimientos originales
Si queremos iluminar nuestro belén con luces, debemos colocarlas antes que el resto de los objetos, entre las montañas, para ocultar los cables lo más posible.
Los ríos, fuentes y pozos son otros detalles que debemos prever con antelación. Para darles un toque más realista, anímate a dejar de lado el papel celofán y rellenarlos con agua de verdad. El río puedes montarlo tú mismo con uno o varios recipientes alargados de plástico excavados entre la arenilla del suelo.
Para que tu pesebre sea el más original, echa a volar tu imaginación y elabóralo por ti mismo. Se han llegado a hacer Nacimientos en plena playa o en el fondo del mar.
Una idea es comprar las figuras de escayola sin pintar para decorarlas a tu gusto, o bien hacerlas de plastilina, lápices o cartulina. En este último caso, no olvides poner una pestaña en la base de las figuras que doblará a un lado y a otro para que se sostenga al colocarla.
Si se te dan bien los trabajos manuales, puedes dar un paso más y hacer tu pesebre artesanal con figuras de madera o de corcho. Si no, seguro que te resultará más fácil dejar su huella en el resto de la decoración.
Cualquier material es válido: papel pinocho para la vegetación, semillas y frutos secos para el suelo, carbón para las montañas... y en el cielo un collage de cartulina con huecos forrados de papel transparente para las estrellas.