Frases de Mujeres

Yo defendería la ley, aunque no fuera más que para protegerme de mi mismo.



La mujer, está donde le corresponde. Millones de años de evolución no se han equivocado, pues la naturaleza tiene la capacidad de corregir sus propios defectos.



No hay nada que un hombre no sea capaz de hacer cuando una mujer le mira.



La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir.



Hay mujeres que quieren tanto a sus maridos que, para no usarlos, toman el de sus amigas.



El papel de las mujeres en el progreso de la civilización es mucho mayor que el del hombre, por lo que debería desarrollar sus aptitudes de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres.



Ah, !el eterno femenino!, decía aquel señor cuya mujer nunca acababa de morirse.



Una mujer sería encantadora si uno pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos.



Una mujer no comienza a mostrar su edad hasta que empieza a ocultarla.



Las mujeres son como los caballos: hay que hablarles antes de ponerles las bridas.



La mujer no es más que el hombre imperfecto.



Quien quiera ver prosperar sus negocios, consulte a su mujer.



El testimonio de las mujeres es ver lo de fuera desde dentro. Si hay una característica que pueda diferenciar el discurso de la mujer, es ese encuadre.



Cuando somos jóvenes lamentamos no tener una mujer, cuando nos hacemos viejos lamentamos no tener a la mujer.



Las mujeres con pasado y los hombres con futuro son las personas más interesantes.



La mujer es lo más corruptor y lo más corruptible que hay en el mundo.



La mujer adora al hombre igual que el creyente adora a Dios; pidiéndole todos los días algo.



Si quieres que te sigan las mujeres, ponte delante.



La mujer es como los autos, a la vejez es cuando más se pintan.



La mujer es, reconozcámoslo, un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso.



No hay en el mundo nada peor que una mujer, excepto otra mujer.



La mujer, sólo el diablo sabe lo que es; yo no lo sé en absoluto.



Lo que hace que la mayoría de las mujeres sean tan poco sensibles a la amistades que la encuentran insípida luego de haber probado el gusto del amor.



La volubilidad de la mujer a quien amo es sólo comparable a la infernal constancia de las mujeres que me aman.



Las mujeres no advierten lo que hacemos por ellas; no notan sino lo que dejamos de hacer.



Hace tiempo conviví casi dos años con una mujer hasta descubrir que sus gustos eran exactamente como los míos: los dos estábamos locos por las chicas.



La mujer es un vulgar animal del que el hombre se ha formado un ideal demasiado bello.



No se es amigo de una mujer cuando se puede ser su amante.



En las mujeres, el instinto equivale a la perspicacia de los grandes hombres.



Bien sé que las mujeres aman, por lo regular, a quienes lo merecen menos. Es que las mujeres prefieren hacer limosnas a dar premios.



La amistad entre dos mujeres comienza o acaba por ser un complot contra una tercera.



En la morfología del ser femenino, acaso no haya figuras más extrañas que las de Judit y Salomé, las dos mujeres que van con dos cabezas cada una: la suya y la cortada.



La mujer que no tiene suerte con los hombres... no sabe la suerte que tiene.



No hay mujer fea, sólo belleza rara.



Cuanto más conozco a los hombres, menos los quiero; si pudiese decir otro tanto de las mujeres me iría mucho mejor.



Las mujeres no miden jamás los sacrificios; ni los suyos, ni los de los demás.



Los mejores amigos de las mujeres son los diamantes.



A cualquier mujer le gustaría ser fiel. Lo difícil es hallar el hombre a quien serle fiel.



No hay manto ni sayo que peor siente a la mujer que el querer ser sabia.



No hay carga más pesada que una mujer liviana.



Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo.



Las mujeres no son otra cosa que máquinas de producir hijos.



Una mujer hermosa agrada a los ojos; una mujer buena agrada al corazón; la primera es un dije; la segunda es un tesoro.



La mujer es como la sombra: si la huyes, sigue; si la sigues huye.



Una mujer se persuade de que es amada más por lo que adivina que por lo que se le dice.



La necesidad de amar es una parte de la naturaleza de la mujer.



No importa que las mujeres nos fastidien; lo que no soportamos es que nos fastidie siempre la misma.



No se comprende cómo las mujeres no triunfan todas, no teniendo en casa, como no tienen, ninguna mujer que se lo impida.



Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.



Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.



La única manera en que un hombre debe comportarse con una mujer es: haciendo el amor con ella, si es bonita, o con otra, si es fea.



La fuerza de las mujeres depende de que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres sólo pueden ser amadas.



Hay dos tipos de mujeres: las feas y las que se pintan.



No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea.



Cómo tener confianza de una mujer que le dice a uno su verdadera edad. Una mujer capaz de decir esto es capaz de decirlo todo.



Las mujeres son un sexo decorativo. Nunca tienen, nada que decir, pero lo dicen deliciosamente.



Por lo general, las mujeres de ensueño son una ilusión óptica.



Elige una mujer de la cual puedas decir: Yo hubiera podido buscarla más bella pero no mejor.



Escoge una mujer de la cual puedas decir: hubiera podido elegirla más bella, pero no mejor.



Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.



Los hombres son más elocuentes que las mujeres, pero las mujeres poseen un mayor poder de persuasión.



Sin la mujer, la vida es pura prosa.



La mujer compuesta quita el marido de otra puerta.



La más tonta de las mujeres puede manejar a un hombre inteligente, pero es necesario que una mujer sea muy hábil para manejar a un imbécil.



La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre.



Crecí besando libros y pan. Desde que bese a una mujer, mis actividades con el pan y los libros perdieron interés.



Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces acertamos.



Hay pocos lazos de amistad tan fuertes que no puedan ser cortados por un pelo de mujer.



La más ignorante y rústica de las mujeres puede engendrar un hombre de genio.



Como individuo, la mujer es un ser endeble y defectuoso.



Desde la edad de seis años, la mujer no crece más que en dimensiones.



Una mujer puede cambiar la trayectoria vital de un hombre.



La mujer es mala. Cada vez que se le presente la ocasión, toda mujer pecará.



La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?.



El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.



La mujer es algo mientras que el hombre no es nada.



Una mujer que es amada siempre tiene éxito.



A todas las mujeres les encanta y les emociona recibir cartas.



A las mujeres les gusta sobre todo salvar a quien las pierde.



Hay tantas mujeres bellas, pero no hay perfectas.



Sólo cuando llegué a ser madre comprendí cuanto se había sacrificado la mía por mí.



El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.



Las mujeres son como las veletas: sólo se quedan quietas cuando se oxidan.



Las mujeres no son más que órganos genitales articulados y dotados de la facultad de gastar todo el dinero del hombre.



La mujer es un manjar digno de dioses, cuando no lo cocina el diablo.



Los tres deberes fundamentales de la mujer son ser bonita, ir bien vestida y no contradecir.



La mano que mece la cuna es la mano que gobierna el mundo.



¿Existe el Infierno? ¿Existe Dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Ah, no olvidemos lo más importante: ¿Habrá mujeres allí?.