Amada Virgen María, te pido por mis familiares, por mis amigos, por los enfermos, por los pobres, por los desprotegidos, por los pobres de amor, por los criminales, por los que roban, para que a todos nos ilumines y, el día de hoy, lo consagraré al bien y al servicio de Dios, para que solo la perfección tome forma en mi cerebro. Que mis sentimientos se mantengan en calma, amorosos, bondadosos, siempre dispuestos a la ayuda y a ser feliz. Así sea. (Rayo verde)